A mis amigos de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús:

A mis amigos de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús:


En esta noche de la Virgen de Fátima (El trece de Mayo, la Virgen María…) después de haber pasado una noche muy difícil por culpa del hipo que no me dejaba, decidí levantarme para escribir lo que me corría en la cabeza desde el principio de la noche. Es aquí donde les voy a revelar un secreto que, hasta el momento nadie sabe.

Hace varios meses, creo que fue en noviembre recién pasado, el Padre Arismendi Salinas vino a pasar un tiempo de recuperación con nosotros. Estaba muy enfermo y perdiendo la vista- Yo, pensando que podría difícilmente recuperar su salud le dije al Señor: “Señor, si es que Arismendi, tan joven y tan bien preparado, está por morir, y si te parece, yo te ofrezco mi vida para que él siga como misionero en lugar mío, que yo he prácticamente terminado mi vida.

Lo raro es que casi milagrosamente Arismendi se curó y pudo celebrar la semana santa en su parroquia de Sabanagrande.

En cambio yo, apenas el Cardenal me nombró un sucesor en el cargo de ecónomo que he tenido durante 15 años y apenas pude entregarle las cosas he caído cuando pensaba estar en perfecta salud. ¿Será eso obra de Dios? No me cuesta creerlo.

Y ahora le tocará al Padre Arismendi hacer el trabajo de los dos y como signo, pido al Padre Ricardo que le entregue el Cristo que me ha acompañado mucho tiempo y que está en mi cama debajo de mi almohada.

Queridos hermanos, quiero dejar un saludo de los más especiales y muy fraternal a mi querido hijo Ricardo, mi hijo, que estuvo conmigo en la parroquia un poco más de 15 años y a mi querido y admirado José que el Señor nos ha mandado de Panamá, estando yo párroco todavía para que formáramos un equipo fraternal para apoyar en todo lo posible a nuestro querido Cardenal. Siempre he considerado como una bendición estar en esta parroquia donde nacieron varias vocaciones sacerdotales, donde los frutos fueron abundantes.

Ahora me toca decir como el gran San Pablo: “Para mí, morir es una ganancia!” y desde mi entrada al cielo pienso presentarlos a todos a mi Padre Celestial.

Revdo. Padre: Jean Paul Peloquin (P. Juan pablo)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente morir en la gracia de la santidad es el anhelo que deberíamos tener todos.. Gracias Padre por compartir esta carta..
att. Juank

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.